Valonia: Cuna de la industria siderúrgica en el mundo21/09/2022

La transformación del hierro y del acero ha jugado un papel trascendental en el desarrollo industrial global y Valonia fue cuna de la revolución siderúrgica en el siglo XIX.

Lieja fue el lugar de nacimiento de la industria siderúrgica belga. En 1817, el industrial inglés John Cockerill introdujo a Valonia las técnicas más modernas de la forja del acero de la época. En Seraign, a orillas del río Mosa, John Cockerill fundó al icónico grupo siderúrgico a partir de la implantación de hornos de coque, altos hornos y trenes de laminación para la fabricación de máquinas de vapor, trenes y vías de locomotora. Fue gracias a esta empresa que Bélgica se transformó en la principal potencia industrial de Europa continental en el siglo XIX. Entre 1830 y 1870, se crearon en Lieja y sus alrededores más de 1700 empresas y contratistas del sector.  
 
La riqueza de los recursos del mineral de hierro en las provincias de Lieja, Charleroi y Luxemburgo, sumado al desarrollo de la industria logística y la abundancia de bosques que facilitaban el acceso al carbón vegetal fueron elementos determinantes en el desarrollo de empresas como S.A. des Hauts Fourneaux et Usines de Halanzy, la S.A. Fonderies et Mines de Musson y la Société des Hauts Fourneaux et Aciéries d'Athus.
 
El principio del siglo XX fue escenario de una segunda revolución de la industria siderúrgica. El número de empresas productoras disminuyó, pero la productividad y la producción total incrementaron vertiginosamente. Se instalaron hornos más modernos y las empresas comenzaron un proceso de integración vertical. Por ejemplo, John Cockerill, el caso de éxito más representativo, contaba en 1913 con minas, carboneras, coquerías, altos hornos, acerías, talleres de construcción, laminadoras, astilleros, y fabricaba máquinas y locomotoras. Ougrée-Marihay y S.A. Mines métallurgique de Hainaut fueron casos similares, aunque especializados en productos laminados.
 
La Primera Guerra Mundial tuvo consecuencias muy negativas para esta industria en Bélgica. La mayoría de las fábricas de acero se vieron obligadas a cerrar, ya que el suministro de mineral y carbón se enviaba a Alemania. En 1919, la producción de acero era inferior al 20% de la tasa de preguerra. El desarrollo de la Segunda Guerra Mundial y el periodo de posguerra impulsó aún más la concentración industrial y la integración vertical; para 1980 John Cockerill era nuevamente el principal jugador. En 2010 se cerraron temporalmente los últimos altos hornos de Lieja y actualmente, ArcelorMittal explota dos altos hornos en Gante. El último alto horno activo de Charleroi es ahora propiedad del grupo Dufferco.

Aunque el sector siderúrgico valón no tiene la misma preponderancia que en el pasado, la tradición y el legado siderúrgico han dejado una huella profunda en el desarrollo industrial de nuestra región.